lunes, 9 de agosto de 2010

Rompecabezas (cuento infantil)

Como de piezas de distintos puzzles, así es el ornitorrinco. Porque no quería nacer creció entre los suburbios marinos. Cansado de ser nutria, una tarde mientras caía el sol para darle paso a la luna; decidió cambiar su cuerpo.
Sabía que llegaba la hora en que habitaban los castores, así que cuando distinguió a uno desprevenido, el cual se encontraba sumergido en las aguas, con la ayuda de una roca le robó su parte trasera. El pobre animal no entendía nada, pero no se disgustó en lo más mínimo, le molestaba aquella parte de su cuerpo. Esto le permitió vivir en una familia de ardillas, que lo adoraban por ser tan auténtico.
Mientras tanto la nutria deambulaba con su gran cola, pero no se sentía conforme, sus aspiraciones iban más allá de lo que podía tener. No pasó mucho tiempo cuando observó a una comunidad de patos que estaban de duelo, había concluido la vida del Pato Rey, que era muy grande, esa era la razón por la cual había recibido tanto respeto. La nutria por primera vez lloró al percibir la ceremonia, pero perduraba en su mente su cometido.
Cuando afloró la madrugada, este despiadado animal ya poseía el pico del glorioso pato y sus anaranjadas patas. Lo que no suponía era que alguien más fuerte que él, lo había estado observando, y no le conformaban sus actos: era una víbora cascabel. Fatigado, este nuevo animal comenzó a dormir. La víbora que lo observaba sigilosamente por un árbol, no dudó en apretar su cuello y transmitirle veneno. Pero la extraña nutria despertó y entabló una riña con este réptil venenoso. Ningún de los dos terminó victorioso, pero la víbora le incorporó su tóxico, que en vez de matarlo, le brindó fuerza.
Este nuevo animal, tan contento estaba que se puso a comer unos peces y cuando vio su cara reflejada en el agua, se enorgulleció por ser tan distinto, pero de los túneles del río, aparecieron otros seres que eran de su misma especie, otros ornitorrincos.