jueves, 3 de julio de 2014

Hotel Monaldi


Coloridas  baldosas
de diferentes marrones
formaban su patio.
 Su estructura interna
de maderas crujientes,
tal vez eran las almas de
los arboles que aun negaban su tala.

Ese llanto
salpicaba los jardines
de amapolas, malvones y tótems indígenas.
Las guitarras mermaban
el asunto con notas del Altiplano.
Se fundían entre la palabrería
de las radios.
Mientras un altar
hacia culto
a un Sinatra apresado.

 Los turistas,
ni se percataban de esta cuestión
solo comían pan y mermelada
y miraban la caja de cristal.

 

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